sábado, 1 de febrero de 2020

El Petro: Una criptonación al mejor estilo cubano

Nutrido de los avatares de la economía venezolana, poco a poco se desarrolla un fenómeno a nivel estructural en el país, el cual nos traslada a la experiencia cubana como un antecedente y como testimonio de lo ha sido un problema hasta la actualidad para ese país: la multiplicidad monetaria a la que se ha abierto el gobierno de Nicolás Maduro —en la que conviven fundamentalmente el bolívar, el dólar y ahora el Petro—  podría empeorar la situación de empleados públicos y dependientes del Estado al imponerles ingresos económicos en Petros y aislarlos del sistema económico internacional a cambio del control político.

Y es que a principios de los años 90, cuando cayó la Unión Soviética y Cuba perdió apoyo económico, la isla sufrió una crisis económica que se conoce como «periodo especial» y durante la cual se orquestó un sistema bimonetario que devino en la circulación del Peso Cubano no convertible (CUP) —controlado por el sistema socialista, para el uso de los trabajadores públicos y el aparato del Estado— y el Peso Cubano Convertible (CUC) que equivalía a un dólar y que estaba destinado al uso de los trabajadores por cuenta propia, empresas extranjeras o mixtas, turistas y otros grupos privilegiados de la sociedad cubana.

En una publicación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el investigador Archibald Ritter describe que «la principal característica de la estructura económica cubana era su división en un sector socialista tradicional regido por el peso, y un sector internacionalizado y dolarizado» que se diferenciaban entre sí por el poder de traspasar las fronteras con uno de estos instrumentos financieros: fue una forma de encontrar divisas y sobrellevar el embargo económico.

En el caso venezolano, el acceso al dólar ya genera una diferenciación ferrea en la sociedad, mientras que el Banco Central de Venezuela —emisor oficial del bolívar— y el  Petro han sido cercados por sanciones económicas que los aíslan. En todo caso, ningún organismo internacional aceptaría bolívares o petros para realizar negocios, pues su utilidad se ha reducido a fluir en una porción de Venezuela.

En la misma publicación de la Cepal se señala que esta brecha entre monedas en Cuba se agudizó producto de, «entre otras circunstancias», fenómenos que han experimentado también en  Venezuela: la contracción de la economía socialista y la pérdida de confianza en ella, el debilitamiento del peso por la acelerada inflación debida a las emisiones monetarias para financiar el déficit fiscal, y la sobrevaluación del tipo de cambio, control de cambio, bloqueos económicos y más.

Así también lo explicaba la economista e individuo de número de la Academia Nacional de Economía, Sary Levy en declaraciones exclusivas para Banca y Negocios: «Cuando uno revisa esto no deja de encontrar similitudes con el caso venezolano. La dualidad monetaria en cuba dividió a la economía en dos grandes segmentos que no lograron conectarse (…). Esto distorsionó la medición del nivel de competitividad de los sectores productivos e impidió una integración de los sectores económicos locales con mercados internacionales».

«Realmente, este sistema es una fuente importante de distorsiones e ineficiencias y eso es lo que más preocupa en el caso venezolano. No vayamos, aún más, a empobrecer a ciertos sectores dentro de la economía nacional y justamente estamos hablando de los empleados públicos que serían los que en primera instancia recibirían esta nueva moneda no convertible que seria el Petro», refuerza Levy.

Y si bien es cierto que el Petro tiene al barril de petróleo como referencia de precio, si finalmente no logra canjearse por divisas o bolívares, como ocurrió en diciembre, terminará perdiendo su valor, agrega la economista. Y además de sus marchas y contramarchas, el Petro no cuenta con las características ni de una criptomoneda ni de una moneda legal, pues el BCV no lo emite, pero sí es un instrumento centralizado. Sin embargo, se ha impuesto su uso para trámites administrativos dentro de Venezuela.

 – Consecuencias sociales de la bifurcación económica en Cuba, según la Cepal –

  1. «Quienes desempeñan funciones muy importantes para la sociedad en la economía socialista tradicional, en los sectores de la educación y la salud, y en la agricultura y la industria, entre otros, no reciben mayores incentivos; en cambio, otras actividades, algunas de las cuales son menos valiosas para la sociedad, como la venta de cigarros en las calles, ofrecen mayores alicientes».
  2. «Debido a esta actitud tan pragmática, se da escasa importancia al trabajo productivo y, a la vez, se dedica una cantidad desproporcionada de energías a las operaciones de compra y venta, algunas de las cuales serían supérfluas o tendrían un valor limitado en circunstancias normales», relataba Archibald Ritter en 1995.
  3. «la bifurcación del sistema monetario ha tenido efectos muy negativos en la distribución del ingreso. A partir de 1993, quienes no tienen acceso a dólares y trabajan en la economía socialista se han visto perjudicados y reciben ingresos mínimos. En cambio, quienes ganan o reciben dólares y quienes perciben un ingreso en pesos determinado por el mercado están en general en mejores condiciones».
  4. «Otra consecuencia de la bifurcación que se ha producido con la baja de los ingresos reales es el resurgimiento de la mendicidad, los vendedores ambulantes, la prostitución o la semiprostitución, y la delincuencia en gran escala, que habían desaparecido o se habían reducido a un mínimo a mediados de los años sesenta».

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