El Programa Mundial de Alimentos de la Organización de Naciones Unidas (WFP, por sus siglas en inglés) estima que 7,9% de la población en Venezuela (2,3 millones) está en inseguridad
alimentaria severa, mientras que 24,4% adicional (7 millones) está en inseguridad alimentaria moderada.
Estas cifras indican que 32,3% de la población -una estimación de 10,3 millones de personas- vive en condiciones de inseguridad alimentaria, un registro inédito en el país y que refleja la precariedad en que la crisis económica ha sumido a la sociedad venezolana.
«Basándose en el enfoque CARI, la WFP estima que una de cada tres personas en Venezuela (32.3%) está en inseguridad alimentaria y necesita asistencia.
La organización realizó un estudio que abarcó los 24 estados del país, durante un período de observación de 60 días, entre julio y septiembre de 2019, durante los cuales monitoreó las condiciones de vida en una muestra de 8.375 hogares.
«WFP tuvo completa independencia en el diseño e implementación de la evaluación, y tuvo acceso sin ningún impedimento en todo el país para la recolección de datos a nivel de hogar», aclara el reporte de la investigación.
La evaluación muestra que la inseguridad alimentaria es una preocupación a escala nacional. Incluso en los estados con los índices más bajos de inseguridad alimentaria, incluyendo a Lara (18%), Cojedes (19%) y Mérida (23%), se estima que aproximadamente una de cada cinco personas está en inseguridad
alimentaria.
En 11 estados se presentan índices mayores a la prevalencia nacional de inseguridad alimentaria severa, pero los mayores registros de inseguridad alimentaria severa se reportan en Delta Amacuro (21%), Amazonas (15%), Falcón (13%), Zulia (11%) y Bolívar (11%).
«Al momento de la encuesta, muchas de las familias todavía podían cubrir sus necesidades alimentarias pero al gran costo de sacrificar sus bienes y arriesgar sus medios de vida», señala el informe de la WFP.
– ¿Qué comen los venezolanos? –
De acuerdo con este estudio, uno de cada cinco hogares (17,8%) tiene un nivel inaceptable de consumo de alimentos, del cual un 12.3% tiene una ingesta límite y un 5.5% un consumo pobre.
«La falta de una dieta diversificada es una preocupación importante. Las familias venezolanas consumen cereales, raíces o tubérculos a diario y complementan su consumo de cereales con legumbres (caraotas, lentejas) tres días a la semana y con lácteos cuatro días a la semana. El consumo de carne, pescado, huevo, vegetales y frutas está por debajo de los tres días a la semana para cada uno de estos grupos de alimentos. La falta de diversidad en la dieta indica una ingesta nutricional inadecuada«, explica la organización.
Para mantener un consumo mínimo de alimentos, en general las familias venezolanas han adoptado distintas estrategias de sobrevivencia:
– 74% de las familias ha utilizado estrategias de sobrevivencia relacionadas al consumo de alimentos, reduciendo la variedad y calidad de la comida.
– 60% de los hogares reportó haber reducido el tamaño de la porción de sus comidas.
– Tres de cada cuatro familias encuestadas había aplicado al menos una estrategia de sobrevivencia relacionada con medios de vida, y en promedio, las familias habían utilizado cuatro estrategias en los 30 días antes de la encuesta.
– Para sobrevivir, el 33% de los hogares ha aceptado trabajar a cambio de comida y el 20% ha vendido bienes familiares para cubrir necesidades básicas.
– 6 de cada 10 familias han gastado sus ahorros en comida.
«Siete de cada 10 venezolanos reportó que siempre hay comida disponible. Sin embargo, el acceso a la comida es difícil debido a que los precios son demasiado altos en comparación con los ingresos de los hogares», apunta el informe del Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
– La erosión de la crisis –
Más de la mitad de los encuestados por el WFP en Venezuela declaró haber tenido una pérdida parcial de sus ingresos (51%), como una reducción de sus salarios o la pérdida
de un trabajo.
Más de un tercio de los encuestados (37%) había experimentado una pérdida total de sus ingresos, debido al cierre de su único trabajo o negocio.
Los resultados muestran que el 18% de los hogares depende de asistencia gubernamental y sistemas de protección social.
Además, el reporte anota que «la salida constante de migrantes, aunque permite a las familias depender de remesas, se traduce en una preocupante pérdida del capital humano y social, incluyendo una reducción en el número de profesores, doctores, científicos y otros trabajadores cualificados».
– Acceso a servicios –
No solo la falta de una alimentación balanceada y suficiente afecta a una elevada porción de la población venezolana, sino que también debe soportar el creciente colapso de los servicios públicos que, en el país, básicamente presta el Estado.
Este colapso deriva en un deterioro agresivo de las condiciones sanitarias que, sumado a la inseguridad alimentaria que este estudio muestra, genera un cuadro preocupante de vulnerabilidad social que debería atacarse con decisión y ayuda internacional intensa.
«La encuesta recolectó datos sobre el acceso a servicios básicos (agua, saneamiento, vivienda, electricidad, instalaciones de cocina) para poder entender las condiciones de vida. Los resultados muestran que las familias están gravemente preocupadas por el deterioro de los servicios básicos».
«Al momento de la encuesta, cuatro de cada 10 hogares tenía interrupciones diarias en el servicio de electricidad y el 72% tenía un suministro irregular de gas. Cuatro de cada 10 hogares tenía interrupciones recurrentes en el servicio de agua, por lo cual las familias tienen que usar estrategias alternativas como la compra de agua embotellada o el uso de camiones cisterna, para acceder a agua potable. El 25% de los hogares no tenía acceso estable a agua potable«.
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