Centroamérica debe usar la crisis provocada por la pandemia del COVID-19 para «sentar las bases de un crecimiento más fuerte», con instituciones revitalizadas y el avance hacia una economía verde, dijo este martes la directora del Banco Mundial (BM) para la región, Seynabou Sakho.
Centroamérica, marcada por la pobreza y la violencia y con una economía dependiente de la exportación de servicios y bienes industriales, podría «salir de esta crisis con una reforma estructural» que generaría una «gran atracción de capitales» y más crecimiento, dijo la alta funcionaria del multilateral.
Las prioridades de la región a largo plazo tienen que incluir nuevas formas de abordar la educación y la protección social, es decir, la inversión en el capital humano, lo que implica instituciones más fuertes.
Históricamente, dijo Sakho, «los gastos en salud y educación no han sido del nivel necesario por razones fiscales» en la región y los resultados «se ven con esta crisis», por ejemplo con las muchas dificultades que enfrentan los estudiantes de los sistemas públicos para mantenerse vinculados a la enseñanza.
El sector agrícola y el cafetero, que tiene una fuerte presencia en varias economías regionales, pueden ser objeto de una reestructuración que los modernice y haga más eficientes y amigables con el ambiente, indicó la funcionaria del multilateral.
Muchos cambios tecnológicos que la región «pensaba que tomarían mucho tiempo hay que hacerlos ahora», la pandemia plantea «muchos desafíos y muchos retos, pero también muchas oportunidades», reiteró Sakho, e indicó que el BM está consciente de ello y ya trabaja para reorientar proyectos en la región.
Sakho participó este martes en el conversatorio virtual «Perspectivas 2020 Desafíos para Centroamérica en la recuperación postcovid», organizado por el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).
– Esta primera etapa es de supervivencia –
El impacto de la pandemia no solo en Centroamérica sino en el mundo, «es devastador, con indicadores que marcan un decrecimiento del producto interno bruto (PIB) centroamericano del 3 % este año», tras una expansión en el 2019 de entre el 2 % y el 3 %, dijo la funcionaria.
Se espera que para el 2021 la región retome la actividad economía con fuerza y el PIB regional crezca hasta el 4 %.
Así, en el corto plazo y en medio del confinamiento para frenar la propagación del nuevo coronavirus, los Estados deben mantener, como están haciendo, a las personas como prioridad, asegurando atención sanitaria y seguridad alimentaria, y buscando mecanismos para preservar las fuentes de empleo como es el acceso de las empresas a liquidez.
«Hay que sobrevivir esta parte, hablamos por lo menos de unos 6 meses (…) son tiempos muy difíciles, lo que se haga en el corto plazo asegurará las bases de una recuperación sana», indicó.
Sakho destacó que una de las ventajas que tiene la región es que su «sector financiero entró en esta crisis muy bien capitalizado», y este juega un «papel importantísimo» tanto en la gestión de la emergencia como cuando se salga de ella, pues será «central para poder dar a los agentes económicos la capacidad de hacer su trabajo» a través de créditos.
– Una nueva realidad tras la pandemia –
Tras la etapa de supervivencia llegará una de recuperación, y las empresas centroamericanas, especialmente las pequeñas y medianas, «van a tener que adaptarse a las nuevas realidades» entre ellas el comercio electrónico, por lo que es «súper importante» que tengan la capacidad de «entrar en esas cadenas de valor».
Y en materia del comercio intrarregional «el potencial es enorme: la economía regional tiene un potencial de crecimiento muy fuerte» para responder tanto a la necesidad de “alimentación como de generación de empleo», añadió.
Centroamérica acumula más de 240 muertos y cerca de 7.500 casos confirmados de COVID-19. Casi todos los países de la región aplican medidas de confinamiento y mantienen cerradas sus fronteras.
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