Felipe Capozzolo preside desde mayo de 2019 el Consejo Nacional del Comercio y los Servicios -Consecomercio-, gremio constituido por las cámaras y asociaciones representativas del sector terciario de la economía, uno de los más golpeados por la crisis económica marcada por una espiral hiperinflacionaria que azota al país desde hace casi tres años.
El empresario considera que la variable más importante que influye en el comportamiento del comercio venezolano es el consumo interno, que el año pasado cerró con una caída del 30% como consecuencia de la fuerte caída del poder adquisitivo de los venezolanos, quienes han tenido que priorizar, en la medida de sus necesidades y capacidades, la compra de alimentos o medicinas por encima de cualquier otro bien.
Ese escenario, sin duda, puso en caída libre el nivel de ventas de tan importante sector de la economía nacional y llevó al borde del cierre a, por lo menos, el 30% de los establecimientos comerciales del país.
Ante la llegada de la pandemia de COVID-19 a Venezuela, es difícil contabilizar cuántas empresas se han perdido o cuántas no podrán seguir subsistiendo si persisten las medidas de confinamiento total y los esquemas de apertura y cierre de comercios en función del avance de la curva de contagios. No obstante, lo que sí es seguro es que al menos el 90% de los comercios enfrenta dificultades en mayor o menor medida para mantener sus puertas abiertas y, con ello, están en riesgo miles de puestos de trabajo que son el sustento de muchas familias.
En ese sentido, Capozzolo, como líder del gremio, asegura que Venezuela enfrenta un enorme dilema entre la vida y los medios de vida.
– ByN: ¿En qué medida ha afectado la pandemia de Covid-19 al sector comercial?
– Felipe Capozzolo: La variable más importante que afecta es el consumo interno. El año pasado terminamos con una caída del consumo interno de 30%, la cual ya era bastante importante. Lamentablemente este año, sobretodo influenciado por la situación de Covid-19, va a terminar con una caída de 76% del consumo según la estimación más reciente. Ese es el tema más dramático.
«El año pasado tuvimos una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de más de 20 puntos y para este año se estaba pronosticando una caída de más de 10, pero con esta situación ya se está hablando de 30 puntos de caída», estima.
– ¿Cuáles han sido los subsectores del comercio más afectados por la crisis de la pandemia?
– Están trabajando solo aquellas empresas que tiene que ver con alimentos, medicamentos, telecomunicaciones y la red médico asistencial, pero todas las demás empresas -que representan un universo de más o menos el 90%- que no se dedican a eso están trabajando, desde parcialmente, hasta cerradas por completo.
Otras empresas, afirmó, se han visto en la necesidad de migrar hacia esos sectores priorizados para, de una forma u otra, garantizar su subsistencia.
Capozzolo señala que esto amenaza no solamente a los comerciantes y dueños de negocios, sino que pone en franca dificultad a los trabajadores. «Aquí la discusión de fondo son los empleos que están amenazados», dice.
– ¿De cuántos empleos perdidos o en riesgo de perderse se estaría hablando?
– Es difícil determinarlo precisamente por la situación que estamos viviendo de cierre de comercios. Si estuviéramos con las empresas abiertas, se pudiera hacer algún tipo de censo o medición pero con empresas cerradas la estimación es imposible.
Igualmente, -agrega el presidente de Consecomercio- saber cuántas santamarías van a abrir y cuántas no será imposible si no llegamos a un período de flexibilización y sobre todo continuidad, porque puede haber flexibilización, pero si es por dos días, es imposible hacer la tarea.
«Se necesita continuidad en la actividad comercial para poder estimar y sacar cuentas».
– Lugares de concurrencia masiva como los centros comerciales parecen tener mayores limitaciones para retomar sus actividades, ¿cuál es la propuesta para su reactivación?
– Los centros comerciales, las franquicias, básicamente todo el comercio organizado ha hecho esfuerzos muy importantes para poder adecuarse a las medidas de bioseguridad. Están respetando muy bien el control de aforo, la distancia entre personas, el uso de implementos de seguridad como la mascarilla, la limpieza de superficies que es fundamental y se está cumpliendo, así como el lavado de manos.
«Todo eso se está haciendo, pero en este momento, en el esquema de cuarentena radicalizada, es un esfuerzo que no está llegando a su objetivo porque están cerrados; la parte más organizada del comercio está desincorporada. Eso hace que, por supuesto, sostener los puestos de empleo sea prácticamente imposible si esto va a largo plazo».
– ¿Cómo está actualmente la relación del gremio con el gobierno en cuanto a reuniones, mesas de trabajo y lo que se está discutiendo?
– Las reuniones en principio eran para tratar temas varios que tenían que ver con las libertades económicas, con nuestra defensa derechos y una proyección para poder trabajar en el futuro, pero la dinámica del Covid-19 se lo ha llevado todo. Sin embargo, vía telefónica hay contacto y las mismas propuestas que se le hacen al país se le hacen llegar al Ejecutivo.
«En las conversaciones que hemos tenido se evidencian posturas distintas y no se han reanudado las mesas de trabajo, aunque entendemos que estamos viviendo esta situación de cuarentena radicalizada«, expresó.
– ¿Qué es lo que proponen al Estado concretamente?
En este momento nos hallamos poniendo sobre la mesa una propuesta de desescalada en la que la variable de control sea la bioseguridad. El gobierno cree que más bien la cuarentena le da mayores garantías frente al Covid-19 y nosotros sostenemos que no. Es la bioseguridad lo que da mayores garantías.
«Estamos en una situación compleja y todos los sectores tienen que unirse. Forzosamente hay que colaborar con el Estado para poder hacer frente a una amenaza tan difícil como la que estamos viviendo».
– ¿Cómo ve el balance entre la necesidad de tomar medidas más extremas para frenar la expansión del virus y la necesidad de reabrir la economía?
Ahorita estamos frente a un aumento de casos con empresas cerradas, entonces no se le puede atribuir a los comercios el aumento de casos de Covid-19 porque no están operando. Nosotros sostenemos que la apertura de la economía no va a constituirse en foco de contagio.
– Sobre el proceso de fijación de precios y reposición de inventarios, ¿cómo se enfrenta el comerciante tanto a los controles como a la caída del poder adquisitivo del consumidor?
– Hay una lista de precios máximos/acordados por lo cual en un principio le hicimos ver al Ministerio de Comercio que cada vez que tratas de controlar alguna variable del canal de comercialización formal, más bien el efecto es contraproducente porque son productos que van a parar a manos de la comercialización informal.
«Más abajo está todo el hecho económico de que se pierde toda posibilidad de pagar gastos y costos, pero insisto, lo más dramático es la nómina. Mucha gente está renunciando a su trabajo y muchas empresas están despidiendo gente porque no la pueden mantener y entonces llegan a acuerdos de salida», manifestó el gremialista.
Además, Capozzolo resaltó que ante la falta de financiamiento bancario, los comerciantes se están apalancando exclusivamente de sus reservas y recursos propios.
– Ante las restricciones a la movilidad y la falta de poder adquisitivo, se han creado grupos de ventas entre vecinos a través de canales electrónicos para comercializar bienes y servicios de manera informal, ¿qué riesgo representa este hecho para el sector?
– El comercio informal no está sujeto a ninguna regulación: no respeta marcaje, ni respeta calidad. Si tú le vas a comprar a un vecino, debes saber que no hay ninguna garantía de calidad sobre lo que este te está entregando y son las cosas típicas que pasan cuando se intenta controlar una cadena de comercialización que busca su propio equilibrio.
«Si se interviene de manera negativa, como se está haciendo, no se está cuidando la cadena de comercialización y el producto termina en manos inescrupulosas que te venden a cualquier precio sin respetar condiciones de ningún tipo», señala.
No obstante, Capozzolo reiteró que el principal problema, más allá de las ganancias o la informalidad, sigue siendo la restricción en el poder de compra de los ciudadanos.
El presidente de Consecomercio consideró que, de cara al futuro, «es importante contraponer el país que tenemos y el que pudiéramos llegar a tener si cruzamos el puente del trabajo, la producción, la cooperación nacional y la unión, sobre todo en función de objetivos como la productividad nacional».
«Por eso la invitación es a sumarse al trabajo, porque eso es lo único que nos va a llevar a tener un país mejor. Ya no somos un país petrolero, somos un país cuyo recurso es su gente, a la que hay que movilizar para trabajar», sentenció.
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