Estados Unidos y China se perciben como los dos grandes polos de un nuevo período de «guerra fría» por el liderazgo global.
El gigante asiático se ha consolidado como una potencia, luego de las reformas económicas profundas que emprendió tras la muerte del líder fundador de la República Popular, Mao Zedong.
Estados Unidos es ya una potencia tradicional, que consolidó su primacía global luego de la II Guerra Mundial que, si bien terminó con la derrota de fascismo, dejó a una Europa devastada, incapaz de liderar la economía mundial y con su poder colonial en crisis.
Luego de la caída de los regímenes comunistas en Europa del este y la caída de la Unión Soviética, Washington disfrutó de un período breve de supremacía absoluta, pero ahora China y Rusia, en menor medida, emergen como polos de poder mundial en una compleja geopolítica que nadie sabe con certeza a qué nuevo orden va a conducir.
Este es el perfil comparado de Estados Unidos y de China, dos superpotencias enfrascadas en una intensa lucha por el liderazgo mundial.
– Gigantes geográficos y demográficos –
Estados Unidos, con una superficie de 9,8 millones de km2, y China, con 9,56 millones de km2, figuran entre los cuatro países más extensos del mundo, por detrás de Rusia y de Canadá.
China, uno de los cinco últimos Estados donde un Partido Comunista ejerce el poder, es el país más poblado del mundo con 1.390 millones de habitantes en 2019 (Banco Mundial), mientras que Estados Unidos es el tercero, con 328 millones de habitantes.
– Potencias económicas –
Estados Unidos es la primera potencia económica mundial, con un PIB de 21,4 billones de dólares en 2019, seguida de China, con 14,3 billones de dólares, según el Banco Mundial.
En 2019, el crecimiento de China fue de 6,1%, la tasa más baja en casi 30 años, en plena guerra comercial, declarada en 2018 por Donald Trump para reducir el déficit comercial de Estados Unidos. Ambos países cerraron un acuerdo preliminar en enero.
Las dos economías se han visto lastradas por las consecuencias de la pandemia del nuevo coronavirus, que apareció oficialmente en China en diciembre.
Pese a sus muy distintos modelos, China y Estados Unidos presentan cifras muy similares en términos de desigualdades.
Según los datos del Banco Mundial (2016), un 10% de la población (los más ricos) concentra, en ambos países, el 30% de los ingresos. Además, sus índices de Gini, el coeficiente que evalúa las desigualdades de ingresos, son bastante cercanos, en torno a 40 (en una escala de 0 a 100, en la que, a mayor coeficiente, mayor desigualdad).
– Potencias militares –
Estados Unidos era el país con mayor gasto militar del mundo en 2019 (732.000 millones de dólares), por delante de China (261.000 millones), según el Instituto internacional de Investigación sobre la Paz de Estocolmo (SIPRI).
Entre 2015 y 2019, Estados Unidos y China eran respectivamente el primer y el quinto exportador de armas (China también era el quinto importador).
Los estadounidenses poseen unas 5.800 ojivas nucleares, muy por delante de los chinos (320), que rechazan participar en las negociaciones sobre la reducción de arsenales nucleares.
China cuenta con un nuevo misil balístico intercontinental que supuestamente podría alcanzar cualquier punto de Estados Unidos. Además, se dotó de un segundo portaaviones y de un nuevo destructor.
A parte de una base militar en Yibuti y de su participación en misiones de la ONU, el ejército chino apenas está presente en el extranjero, al contrario de su homólogo estadounidense.
– BATX contra GAFA –
En Estados Unidos vieron la luz los «GAFA», los gigantes de las nuevas tecnologías Google, Apple, Facebook y Amazon. China (donde las redes sociales y los motores de búsqueda extranjeros están limitados o prohibidos) cuenta con los «BATX», Baidu (motor de búsqueda), Alibaba (comercio electrónico), Tencent (WeChat, videos bajo demanda, videojuegos…) y Xiaomi (teléfonos inteligentes).
Además, Pekín espera que su amplio proyecto de las «Nuevas rutas de la seda» (un plan masivo de infraestructuras de Asia a África) logre convencer a los países participantes de que usen su tecnología.
Otra de las joyas de la corona de China, es el grupo de telecomunicaciones Huawei, en el que Estados Unidos ha visto una amenaza para su seguridad nacional.
La rivalidad tecnológica entre China y Estados Unidos se manifiesta igualmente en la inteligencia artificial y en las plataformas para objetos conectados.
– Patentes internacionales –
En 2019, China se convirtió en el país que más solicitudes internacionales de patentes presenta, destronando a Estados Unidos, líder en la clasificación desde su creación, en 1979, según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).
– Grandes contaminantes –
China es el primer emisor mundial de gases con efecto invernadero, con el 26,8%, seguido de Estados Unidos (13,1% de las emisiones).
Pekín se comprometió a que sus emisiones empiecen a reducirse para 2030.
Estados Unidos, por su parte, se había comprometido a que sus emisiones en 2025 fueran entre un 26 y un 28% menores a las de 2005, pero Donald Trump decidió sacar a su país del Acuerdo de París sobre el clima.
– Conquista espacial –
China, que envió a su primer taikonauta al espacio en 2003 y acaba de lanzar su primera sonda hacia Marte, invierte miles de millones de euros en su programa espacial.
Asimismo, lanza satélites suyos y de otros países con regularidad. En junio terminó la constelación de su sistema de navegación Beidou, rival del GPS estadounidense, y prevé ensamblar una gran estación espacial para 2022.
Estados Unidos lanzará el 30 de julio el rover Perseverance rumbo a Marte. Donald Trump ordenó a la NASA que adelante el retorno estadounidense a la Luna a 2024, en lugar de hacerlo en 2028, y aprobó la creación de una «fuerza del Espacio», sexta rama del ejército estadounidense.
– «Soft power» chino en la ONU –
La rivalidad entre chinos y estadounidenses pesa en el Consejo de Seguridad de la ONU, pues ambos países son miembros permanentes con derecho a veto.
China desarrolla su influencia en las agencias de Naciones Unidas, aprovechando el repliegue de Estados Unidos alentado por Donald Trump. Pekín provee cada vez más Cascos Azules para las operaciones de paz y se ha convertido en el segundo contribuyente financiero de la ONU, solo superado por Estados Unidos.
En la Unesco, de la que se retiró Estados Unidos y cuyo número dos, Xing Qu, es chino, Pekín es el primer contribuyente neto obligatorio.
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) está dirigida por el chino Qu Dongyu y la OACI, que se encarga del tráfico aéreo, está codirigida por su compatriota Fang Liu.
Washington decidió abandonar la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la que acusa de dar un trato favorable a Pekín en el dosier del nuevo coronavirus.
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