La escasez de gasolina —atribuida a la paralización de las refinerías venezolanas, el envío de combustible a Cuba y el contrabando, según declaraciones de del secretario de Profesionales y Técnicos de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Fuptv), Iván Freites—, podría atenuarse hasta que Petroleos de Venezuela (Pdvsa) reanude la producción de gasolina en la refinería Amuay a finales de febrero o finales de abril, en el peor de los casos.
En diciembre de 2019, dos gerentes de Pdvsa dijeron, a Argusmedia, que Amuay probablemente no reanudará la producción limitada de gasolina durante al menos tres meses, debido a que se descompuso su única unidad de destilación operativa. Esta refinería produjo hasta 60.000 barriles diarios de gasolina de 60 octanos al mes en el momento de su paralización.
Así, Pdvsa ahora depende al 100% de las importaciones para cubrir la demanda interna —estimada en 140.000 b/d al mes— y externa de Venezuela: las importaciones rondan los 150 mil b/d de gasolina que se distribuyen entre Cuba (entre 50 y 60 mil b/d se van a la isla), 30 mil b/d se van a las fugas por contrabando y quedan, solamente, unos 60 mil b/d disponibles para satisfacer a los 24 estados del país.
En este escenario, Pdvsa ahora solo suministra 43% de la demanda nacional de gasolina con importaciones que se limitan, principalmente, a acuerdos de trueque y sobreendeudamiento, pues las sanciones económicas EE.UU al estado venezolano coartan su margen de acción.
Mientras tanto, el Complejo de refinería petrolera Paraguaná (CRP) —que agrupa a las refinerías de Amuay, Bajo Grande y Cardón— opera al 7% de su capacidad instalada, sin que la refinería de Puerto La Cruz (de 190,000 b/d) o la refinería El Palito (de 140,000 b/d y cerrada desde 2017) puedan prestar auxilio porque se encuentran fuera de servicio.
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