Venezuela comienza 2018 sumida en la hiperinflación y en medio de la preocupación por los efectos del nuevo aumento salarial anunciado el domingo por el presidente Nicolás Maduro, que no es celebrado más que en círculos oficialistas y aumentará aún más la inflación según muchos economistas.
“Maduro simplemente continúa con su política de seguir intentando apagar un incendio hiperinflacionario, que él ha generado en Venezuela, con un bidón de gasolina”, escribió en Twitter, en la línea de numerosos colegas, el economista Luis Oliveros.
En su discurso de fin de año, Maduro anunció este domingo un aumento del sueldo mínimo y de los salarios de los funcionarios del 40 %, lo que sumado al incremento del bono de alimentación supone una subida del ingreso mínimo de los venezolanos de más de un 74 %.
Este aumento deja el ingreso mínimo de los venezolanos en 238 dólares, si se hace la conversión a la tasa de referencia fijada por el Estado, pero en poco más de 7 dólares si se toma en cuenta el cambio paralelo, el que se aplica en todas las transacciones que no involucran al Estado en Venezuela.
En 2017 Maduro ha subido hasta en 7 ocasiones los sueldos mínimos y de los trabajadores del Estado, en un intento de hacer frente a la subida de unos precios que se disparan día a día mientras el bolívar se desploma frente al dólar en el mercado libre.
Según cálculos preliminares de la firma de análisis financiero Ecoanalítica, la inflación fue de un 81 % en Venezuela solo en el mes de noviembre. Según estos cálculos, el país caribeño cerró 2017 con una inflación acumulada de más del 2.700 %, lo que la convierte en la única economía del mundo con una inflación de cuatro cifras.
Un informe del Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (CENDA), que hace seguimiento mensual del costo de la vida, revelaba que en noviembre pasado un hogar con dos ingresos mínimos apenas podía comprar la cesta básica de alimentos de una semana.
Ante esta situación, millones de venezolanos dependen del esquema gubernamental de distribución de alimentos subsidiados. Los retrasos en la entrega de esta comida ha provocado numerosas protestas espontáneas en las zonas populares estas Navidades.
Ecoanalítica y otras compañías del mismo ramo en Venezuela atribuyen la inflación al enorme aumento de la base monetaria que -con medidas como las subidas de salarios por decreto- ha llevado a cabo el Banco Central en Venezuela.
Esta explosión de la masa monetaria en circulación, sumada a la reducción de los bienes en el mercado que ha traído la caída de la producción, provoca un desequilibrio entre la abundancia de dinero nominal y la escasez de productos, que ejerce presión sobre los precios y destruye el poder de compra de los ciudadanos.
El Gobierno chavista, por su parte, habla de “inflación inducida”, y culpa de esta situación a una “guerra económica” de Estados Unidos, la oposición y comerciantes “especuladores” dentro del país, al tiempo que apuesta por seguir subiendo los sueldos para hacer frente a una inflación que hasta ahora sigue creciendo más rápido.
“¿Quién agrede al pueblo? ¿Quién impone un mecanismo totalmente falaz, criminal, de fijación de precios inflados, precios criminales? ¿El Gobierno bolivariano, o los capitalistas, la oligarquía?”, se preguntó de forma retórica Maduro en su discurso de fin de año, señalando a quienes culpa de la inflación galopante.
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