El gobierno de Nicolás Maduro celebró la entrega de la unidad habitacional número 3.000.000 desde que se inició la Gran Misión Vivienda Venezuela en 2011, un ambicioso programa lanzado por el ex presidente Hugo Chávez, a fin de superar el déficit habitacional de más de 2.000.000 de unidades que había en el país.
Las cifras sobre el programa que revela un reportaje de AVN son las siguientes: se urbanizaron más de 19.000 hectáreas, con un promedio anual de edificación 337.500 viviendas, a una media mensual de 27.273 hogares.
Por lo menos 907 casas se cimentaban diariamente a un ritmo de 38 edificaciones por hora, con ello se constituyeron 124 kilómetros de techo.
La inversión realizada, dice la información gubernamental, asciende a 210.732,42 petros, que equivalen a 73.445.897.864 dólares, una cifra que representa alrededor de 91% del PIB en la actualidad, luego de que la economía ha caído 60% desde el año 2013.
La gran pregunta es cómo ha sido posible que, con un histórico volumen de viviendas construidas, la construcción, la manufactura, la minería, la petroquímica, la metalurgia y el acero no hayan registrado, igualmente, crecimientos récord en ese período.
Según las más recientes cifras oficiales publicadas por el BCV, el PIB de la construcción registró una contracción de 97,41% entre el cuarto trimestre de 2013 -su último período de comportamiento positivo- y el primer cuarto de 2019.
En el mismo lapso, la industria manufacturera registró una caída de 85,83%. Según las más recientes encuestas de coyuntura de Conindustria, este sector viene operando con entre 16% y 18% de su capacidad instalada.
Una de las cuestiones más curiosas es que el propio PIB generado por las actividades del gobierno se contrajo consecutivamente desde 2014, a tal punto que en el primer trimestre de 2019 la disminución fue de 23,2%.
La minería ha caído 98% desde 2013, mientras que la actividad de las empresas básicas de Guayana, especialmente Sidor, se ha mantenido a niveles inferiores a 10% de capacidad instalada en los últimos años. Según un reporte de octubre, la única actividad de la siderúrgica estatal se focalizaba en la planta de Pellas, que producía a 6,3% de capacidad.
La capacidad instalada de la industria de la construcción, pública y privada, fue históricamente moderada. En el mejor de los casos daba para unas 200.000 unidades anuales de viviendas, si se hacían fuertes inversiones. Hasta 2011, la edificación de viviendas por parte del sector público no llegó a superar la media anual de los gobiernos anteriores, aunque el país vivía en pleno boom petrolero.
Sin embargo, luego de la caída de precios petroleros y con severas restricciones financieras -especialmente agravadas este año por las sanciones estadounidenses- y, además, una severa restricción de gasto público, el gobierno reivindica la entrega de 509.046 unidades al cierre de 2019.
«La meta de 3 millones, se logró con la participación de venezolanos y venezolanas agrupados en consejos comunales, brigadas de autoconstrucción, campamentos de pioneros y constructoras privadas, para la edificación de viviendas multifamiliares, unifamiliares y pareadas desde 62 hasta 82 metros cuadrados, de 2 y 3 habitaciones, baños, sala, cocina, comedor y lavadero», dice AVN.
No obstante, la Cámara Venezolana de la Construcción ha sostenido en el pasado que en las cuentas de la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV) no solo entran las unidades nuevas en desarrollos nuevos, sino las casas producto de autoconstrucción y las unidades refaccionadas, lo que contribuye a incrementar los resultados.
– Los datos –
De acuerdo con las propias cifras de construcción e inversión suministradas por el gobierno, cada unidad de la GMVV cuesta, en promedio, 24.481,,97 dólares, lo que ubicaría el costo por metro cuadrado de este programa gubernamental en los niveles de Bogotá, Quito, Lima y de ciudades mexicanas como Guadalajara y Monterrey.
En 2017, la GMVV reivindica la entrega de 572.979 viviendas, lo que significa que se adjudicaron 1.569 unidades por día. En 2018, se entregaron 567.218 unidades, un promedio díario de 1.554 diarias y en 2019 la producción bajó a 509.046, o 1.395 por día.
Este volumen de construcción de viviendas no ha significado la reactivación de ningún sector conexo. Por solo citar un ejemplo, el sector de cerámica y vidrio reporta una contracción de 60% de sus ventas en unidades y una casi desaparición de unidades productivas.
Otro caso: el sector de pinturas pasó de vender 48 millones de galones de pinturas en 2013 a solo 3.050.000 en el último trimestre de 2019, como mejor estimación. En general, el sector construcción proyectó un derrumbe de 95% en el año que termina.
¿Será que este plan gubernamental utiliza exclusivamente proveedores foráneos? Las cifras oficiales de importaciones no reflejan lo que debería ser un volumen enorme de compras externas. ¿De dónde sale la maquinaria necesaria para movilizar grandes volumenes de tierra, las cabillas, el cemento, el acero y los insumos necesarios para proveer semejante cantidad de viviendas?
Con información de AVN
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