La industria automovilística alemana atraviesa una situación difícil por el conflicto comercial y por su decisión de apostar demasiado tiempo por el motor de combustión, lo que le ha obligado a reducir empleos en una reconversión en la que todavía no ve la luz al final del túnel.
Los fabricantes alemanes de automóviles o de componentes han anunciado este año el recorte de unos 50.000 empleos en Alemania porque esperan una caída de la producción automovilística mundial y ante la caída de la demanda del motor de combustión.
El sector del motor es muy importante para Alemania porque crea muchos empleos. Las empresas automovilísticas han dicho desde hace tiempo que despiden a más empleados de los que contratan por la caída de la demanda y porque para producir un vehículo eléctrico necesitan menos personal.
Además, el sector del automóvil es un órgano vital para la economía de Alemania porque representa la cuarta parte de la industria, que a su vez supone el 30 % del producto interior bruto (PIB) del país, y, según los analista, el presidente estadounidense, Donald Trump, lo ha debilitado con su política comercial proteccionista, con la confrontación directa con China, y las amenazas y aranceles, que han creado incertidumbre y reducido el comercio y las inversiones mundiales.
El crecimiento de China, señalan los últimos datos, se ha debilitado y su impacto en los fabricantes automovilísticos alemanes es muy claro porque facturan un 40 % en ese país. La facturación del sector del motor alemán en Europa se sitúa entre el 20 y el 25 %, y en EEUU, en el 10 %.
«Los salarios de los alemanes los pagan en parte los chinos, que son los mejores clientes de la industria automotriz alemana», dijo a Efe el profesor de Economía Automovilística de la Universidad de Duisburg, Ferdinand Dudenhöffer.
Ahora el debilitamiento de la coyuntura, por el proteccionismo, «que ha sido la mayor destrucción de valor para esta industria, peor que en la crisis financiera o la Segunda Guerra Mundial», es la primera causa de los problemas que atraviesan las empresas alemanas del motor, según Dudenhöffer.
Los aranceles de Trump reducirán las ventas de automóviles entre 2018 y 2025 en 35 millones de unidades, lo que supone una pérdida de facturación de 750.000 millones de euros, cantidad equivalente al presupuesto alemán para dos años, según cifras de Dudenhöffer.
El director de Encuestas del Instituto de Investigación Económica alemán (Ifo), Klaus Wohlrabe, comenta a Efe que Trump quiere que las empresas alemanas produzcan en EEUU.
Los próximos años el principal problema del sector será la movilidad eléctrica, que exige elevadas inversiones y en Alemania va a suponer el recorte de 125.000 empleos hasta 2030, según cálculos de Dudenhöffer.
Muchas fábricas en Alemania en las que se producen automóviles con motor de combustión van a tener que transformarse, lo que cuesta mucho dinero, o cerrar.
«La industria alemana no estaba preparada para este cambio, como tampoco otros productores automovilísticos, como los franceses o italianos, porque tenía el diésel», considera Dudenhöffer.
Pero desde que se hizo pública la manipulación de las cifras de emisiones contaminantes por parte del Grupo Volkswagen, se ha destrozado la confianza en el diésel.
Muchas ciudades han prohibido la circulación de automóviles a gasóleo por sus calles, creando incertidumbre e inseguridad entre los consumidores, que no saben si van a poder utilizar sus vehículos, al mismo tiempo que éstos pierden valor.
Las ventas de vehículos diésel siguen cayendo, señalan los datos. Si en 2015 representaban un 50 % del total de nuevas matriculaciones en Alemania, este año representan el 30 %.
Producen 16 millones de automóviles en todo el mundo anualmente, de ellos 5 millones en Alemania, de los que 3 millones se exportan.
El número de empleados en la industria automovilística en Alemania, fabricantes y suministradores de componentes, es de unos 850.000, de los que Dudenhöffer prevé que van a desaparecer 250.000 hasta el año 2030 debido a la transición a la movilidad eléctrica y sólo se crearán 125.000 empleos nuevos.
El fabricante de neumáticos y componentes Continental no espera que la producción automovilística mundial vaya a mejorar en los próximos cinco años y calcula que este año se van a producir menos de 90 millones de vehículos en todo el mundo, 10 millones menos de los que se habían calculado hace dos años.
Para el próximo año espera, en el mejor de los casos, un movimiento lateral de la producción automovilística mundial, pero es posible una caída, por lo que sería el tercer año consecutivo de descenso de la producción mundial de turismos y vehículos industriales ligeros.
En Europa, donde 13,8 millones de personas trabajan en la industria automovilística (6,1 % de todos los empleos en la UE), según los últimos datos, y Norteamérica la producción se ha mantenido estable en el tercer trimestre, pero en China ha caído un 5 %. Y las previsiones es que seguirá descendiendo en el cuarto trimestre en las tres regiones.
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