Roger Federer es eterno y, parece, también invencible: con 35 años, batalló durante tres horas y diez minutos para ganarle a Nick Kyrgios por 7-6 (11-9), 6-7 (9-11) y 7-6 (7-5) en las semifinales del Abierto de Miami . El suizo, campeón esta temporada en el Abierto de Australia y en Indian Wells, definirá el título mañana a las 14 frente a Rafael Nadal en un nuevo capítulo del clásico que ha dominado el circuito durante la última década.
El fantástico partido fue una continuación de aquel que protagonizaron hace dos años en Madrid: como en aquel duelo en tierras españolas, el encuentro en el estadio principal del Crandon Park se definió en tres apretadísimos tie breaks.
Pese a que Federer volvió a desplegar la espectacular versión que mantiene desde su regreso al circuito tras seis meses de lesión, Kyrgios fue capaz de luchar con su saque como buque insignia.
Pero el australiano no solo tuvo que enfrentarse al implacable Federer: las casi 14.000 personas que colmaron las tribunas también fueron un enemigo para Kyrgios. Durante todo el desarrollo del duelo alentaron al ex número uno del mundo, quien será número cuatro si vence a Nadal el domingo.
El momento más álgido del partido llegó en el tercer set, otra vez en tie break, cuando desde la tribuna le cantaron un out que no había sido a Kyrgios. El australiano, furioso, desató el irascible carácter que durante las últimas semanas logró domar para vencer en dos oportunidades a Novak Djokovic y que también le permitió competir hasta el último punto con Federer.
El suizo atraviesa una temporada soñada y se sorprende a sí mismo semana a semana, partido a partido. Ahora buscará un nuevo título, el tercero de este 2017, frente a su enemigo de siempre.
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