Tras un importante revés electoral y en medio de las disputas internas que han salido a la luz, la oposición venezolana se halla en otra encrucijada ante el llamado a nuevos comicios hecho por el Gobierno de Nicolás Maduro, que espera dar otra estocada a sus adversarios antes de que termine el año.
La plenipotenciaria Asamblea Nacional Constituyente (ANC) acordó el jueves celebrar la elección de alcaldes en diciembre, tal y como lo establece la Ley, y se espera que el Consejo Nacional Electoral (CNE) fije la fecha de estas votaciones, luego de que el chavismo ganara 18 de las 23 gobernaciones el pasado día 15 en los comicios regionales.
La ANC, conformada únicamente por oficialistas y considerada ilegítima por buena parte de la comunidad internacional, había convocado también las regionales, y obligó a quienes ganaron a juramentarse y “subordinarse” ante ella, lo que provocó la implosión de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Cuatro de los cinco gobernadores de la MUD acudieron ante la directiva del suprapoder a prestar juramento.
La decisión de ese cuarteto del partido Acción Democrática (AD) desató la guerra más descarnada que haya protagonizado la oposición desde que decidió unirse en 2008.
El dos veces candidato presidencial Henrique Capriles y el secretario general de AD, Henry Ramos Allup, subieron al cuadrilátero político ahora cada uno desde una esquina diferente y se acusaron mutuamente por varios errores cometidos en los últimos años en el afán de poner fin a la llamada revolución bolivariana.
Primero Justicia (PJ), el partido en el que milita Capriles, Un Nuevo Tiempo (UNT) y Voluntad Popular (VP) y AD son las cuatro organizaciones de mayor peso dentro de la MUD y las que han “acaparado” la toma de decisiones, según denuncian ahora los partidos más pequeños que también han sumado críticas internas.
Para forzar la salida de Maduro, la oposición, que ganó la mayoría absoluta del Parlamento en diciembre de 2015, pasó de apostar por un referendo revocatorio presidencial en 2016 -que el CNE suspendió- a una oleada de protestas este año.
El desbarajuste que reina en la MUD dos meses después de que las calles se vaciaran de manifestantes y la oposición volviera a las urnas en las regionales ha sido motivo de alegría para el Gobierno, que se consolida pese a la profunda crisis económica.
El exgobernador Francisco Ameliach, que presentó al pleno de la Constituyente la moción sobre las votaciones municipales, no ha ocultado la ventaja que supone para el chavismo su reciente victoria en las urnas y la división de la MUD.
Ameliach ha pedido “avanzar de una vez en las victorias necesarias para la revolución”.
El constituyente explicó que en los comicios regionales el oficialismo ganó en 249 municipios, equivalente al 75 % de las localidades.
Asimismo, el chavismo venció a la MUD en todos los municipios que conforman nueve de los 23 estados del país caribeño, y en el resto, con la excepción del estado Táchira (oeste), ganó en la mayoría de las localidades.
Aunque el chavismo obtuvo 256 alcaldías en las municipales 2013, la posibilidad de ganar 249 hoy luce como una epopeya en medio del empobrecimiento que ha registrado el país en los últimos cuatro años, en los que la inflación no se ha detenido y se ha agravado la escasez de alimentos y medicinas.
Estas condiciones adversas no han sido capitalizadas por la oposición, que en la última semana ha buscado culpables entre sus propias filas, mientras los sectores más radicales de la MUD apuestan por el desconocimiento total de la “dictadura” de Maduro y por una lucha “en la calle” y junto a la comunidad internacional.
Aunque el partido VP, fundado por el opositor privado de libertad Leopoldo López, ya adelantó que no participará en nuevas elecciones hasta que sea reformado el CNE, la coalición opositora salió hoy a aclarar que aún no hay decisión unánime sobre las nuevas votaciones.
En paralelo, el Gobierno ha jugado la carta del diálogo desde el año pasado y ha logrado sentarse dos veces con interlocutores de la MUD, que ahora se niegan a retomar las conversaciones hasta que no sea auditado de manera independiente el resultado de las últimas elecciones que, denuncian, es “fraudulento”.
Con el poder incontestable de la Constituyente el chavismo desconoció el triunfo de Juan Pablo Guanipa como gobernador del Zulia (oeste) por no “subordinarse” a este órgano, y ha dejado claro que está decidido a no cambiar la forma de hacer elecciones en el país.
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