A pesar de las tensiones entre algunos de sus miembros, los países de la OPEP y sus socios se reunirán este jueves en Viena con el objetivo de prorrogar el acuerdo que limita su producción de petróleo y que en los últimos meses ha logrado estimular los precios al alza.
Toda apunta a una prórroga en las mismas condiciones que el acuerdo histórico de 2016, cuando 24 países productores —los 14 miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y varios países petroleros, entre ellos Rusia— acordaron reducir su producción en 1,8 millones de barriles diarios.
El pacto, que empezó a aplicarse en enero de este año y se mantendrá por el momento hasta marzo de 2018, ha sido clave en la caída de las reservas mundiales y la recuperación reciente de los precios, que rondan ahora los 60 dólares para el barril de WTI y 65 par el de Brent, comparados con los 30 dólares el barril de principios de 2016.
“Los acuerdos del año pasado han servido para poner un soporte al mercado (…) Ahora las cosas que dice la OPEP son más creíbles, el precio se ha recuperado de forma razonable y nos encontramos en una situación mucho mejor que hace un año” explica a la AFP Gonzalo Escribano, director del programa Energía del Real Instituto Elcano de Madrid.
Los precios también se han beneficiado del optimismo sobre la recuperación económica mundial y por las perspectivas de aumento de la demanda.
“Hemos conseguido lo que nuestros detractores creían que era imposible”, se felicitó el lunes el secretario general del cártel, el nigeriano Mohammed Barkindo.
Sin embargo hay incógnitas sobre si las tensiones entre los países miembros —principalmente entre Arabia Saudí e Irán pero también Catar, aislado del resto de países del Golfo—, podrían poner en peligro el objetivo de prorrogar el pacto hasta finales de 2018.
“Otra veces hemos tenido situaciones, como cuando Irak invadió Kuwait o cuando había una guerra Irán-Irak, en que estos países podían participar en la OPEP y trabajar juntos a pesar de sus grandes diferencias políticas e incluso militares”, recuerda Richard Mallinson, un analista geopolítico de Energy Aspects.
– Putin, ¿nuevo rey del petróleo? –
Otra de las incógnitas es la posición de Rusia, donde algunos importantes grupos petroleros son reacios a seguir con el acuerdo. Los analistas apuntan al interés del presidente ruso Vladimir Putin a seguir trabajando con la OPEP, como en el histórico acuerdo de 2016, y a seguir extendiendo su influencia en Oriente Medio.
“Con su entrada en el juego de la OPEP, Rusia tiene una posición excelente en la región. Si rompiera filas y no respetará los objetivos de producción perdería credibilidad en Oriente Medio”, apunta Bjarne Schieldrop, un analista de SEB.
Sin embargo la influencia de Rusia en esta “OPEP Plus” —es decir cuyos acuerdos incluyen a otros países fuera del cártel— es limitada.
“Ese titular de ‘Putin nuevo rey de la OPEP’ es un poco exagerado. Básicamente es un triunvirato donde están Irán, Arabia Saudí y Rusia” el que toma las decisiones, apunta Escribano.
Además, tanto para Rusia como para la OPEP el punto de mira es Estados Unidos, donde, gracias al auge de los yacimientos llamados no convencionales, la producción de petróleo alcanzó en noviembre su máximo nivel desde 1983, cuando empezaron a recoger estos datos.
“Se trata [para la OPEP y sus socios] de privilegiar el precio y no la cantidad”, asegura Schieldrop.
Venezuela, uno de los dos miembros latinoamericanos del cartel, junto a Ecuador, llega por su parte a Viena en una situación delicada, con una producción de crudo históricamente baja y su petrolera estatal, Pdvsa, inmersa en un proceso de cambio después de que el presidente Nicolás Maduro nombrara a un militar con el objetivo de “una reestructuración total” de la compañía, que aporta 96% de las divisas al país.
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