Perú cerró este sábado su frontera a los migrantes venezolanos sin pasaporte, aunque miles de ellos alcanzaron a ingresar a último momento gracias a un corredor humanitario dispuesto por Ecuador, en la peor crisis humanitaria en América Latina en tiempos de paz.
La obligación de presentar pasaporte para ingresar a Perú entró en vigor a las 00H00 locales (05H00 GMT) de este sábado, luego de que millares de venezolanos llegaran apresuradamente en los últimos días al Centro Binacional de Atención Fronteriza de Tumbes procedentes del vecino Ecuador, tras cruzar Colombia.
A esa hora, los funcionarios de Migración entregaron números a decenas de venezolanos que hacían fila para asegurarles el ingreso a Perú con o sin pasaporte, y luego cerraron la frontera, que tradicionalmente atendía las 24 horas del día, observaron periodistas de la AFP.
Aunque los responsables de Migración no hicieron declaraciones a la prensa, se prevé que el puesto fronterizo sea reabierto al amanecer y sólo puedan ingresar los venezolanos con pasaporte.
“Alcanzamos a llegar gracias a que en Ecuador nos trajeron escoltados a cinco buses”, dijo a la AFP Virginia Velásquez, de 36 años, quien arribó a la frontera minutos antes de que entrara en vigencia la nueva obligación destinada a impedir la entrada de venezolanos con documentos de identidad falsos.
“Gracias a Dios que ya estoy en el Perú”, declaró disfónico Felipe Fernández, de 15 años, quien llegó con sus padres y su hermano.
En un respiro para el éxodo de venezolanos que huyen de la crisis económica sin precedentes en el país petrolero, la justicia ecuatoriana suspendió el viernes la medida impuesta por el gobierno para exigirles pasaporte. Un documento casi imposible de obtener en una Venezuela carente de papel.
Pero el gobierno de Quito reaccionó de inmediato a la decisión de la justicia y emitió un comunicado en el que informaba de que solo dejaría entrar en el país a los migrantes venezolanos con un “certificado de validez de la cédula de identidad emitido por un organismo regional o internacional reconocido por el gobierno del Ecuador” o con el documento “debidamente apostillado”.
Ante las restricciones para entrar en Perú, algunos venezolanos optaron por quedarse en Ecuador, entre ellos Lourdes Ruiz, de 36 años, quien llevaba un mes viajando con la intención de llegar a Lima.
“Nos vamos a quedar aquí porque ya tenemos conocimiento de que Perú está colapsado, además no tenemos quien nos reciba”, dijo a la AFP Ruiz en el lado ecuatoriano de la frontera.
“Pensaba ir a Perú, pero decidí quedarme aquí”, declaró por su lado Edison Rivas, un estudiante de ingeniería que congeló su carrera por la crisis económica. “No podía comprar un kilo de arroz, menos pagar la universidad”, explicó.
– Instalan carpas –
En los puestos fronterizos de Ecuador y Perú, distantes a seis kilómetros el uno del otro, se adoptaron medidas de emergencia para atender la avalancha de migrantes.
En ambos puestos, funcionarios y organizaciones humanitarias repartían comida a los migrantes, muchos con niños pequeños.
En el lado ecuatoriano fueron instaladas tres carpas con 25 colchonetas cada una para que los venezolanos, muchos de los cuales caminaron unos 2.250 kilómetros hasta llegar a esta frontera.
En este puesto fronterizo, pese a los refuerzos, los funcionarios de migraciones estaban desbordados. De atender a unos 200 viajeros al día pasaron a recibir más de 2.500 venezolanos y algunos días de esta semana a más de 6.600.
Algunos han tenido que recorrer a pie cientos de kilómetros, cargando con niños pequeños y arrastrando maletas. Otros han realizado el trayecto gracias a la ayuda de camiones, vehículos privados o buses.
“Los niños estaban cansados, mareados, porque el viaje ha sido bastante complicado”, describe por su parte Carolina Velandria, 36 años, quien llegó al paso fronterizo con sus cuatro hijos, de entre uno y 15 años, para reunirse con su marido, que llegó a Lima hace cinco meses.
El ministerio de Educación peruano instaló una carpa para entretener a los más pequeños en las largas horas de espera.
Pero llegar a la frontera peruana no implica el fin de la odisea, pues seguir a Tumbes, 25 kilómetros al sur, cuesta 10 dólares en taxi, único medio autorizado. Y de Tumbes hacia Lima, trayecto de 1.200 km que demora 20 horas en autobús, cuesta 35 dólares.
– “Crisis total” –
Más de 2,3 millones de venezolanos viven en el extranjero, de ellos más de 1,6 millones salieron a partir de 2015 ante el recrudecimiento de la crisis económica y política. El 90% a países de América Latina, según cifras de la oficina de la ONU para los refugiados (ACNUR) y la Organización para las Migraciones (OIM).
Más de un millón han ingresado a Colombia en los últimos 16 meses y cerca de medio millón a Perú, mientras que Ecuador, convertido en país de paso, las autoridades calculan que viven 200.000, más de medio millón en Argentina y cerca de 115.000 en Chile.
En Brasil, donde según la Policía Federal, desde 2015 hasta junio de 2018, un total de 56.740 venezolanos solicitaron refugio o residencia, es difícil precisar cuántos han llegado al país.
“Es una crisis total”, la define el analista Carlos Malamud, analista para América Latina del Real Instituto Elcano.
“Las sociedades latinoamericanas no están preparadas para esta llegada masiva. Tradicionalmente había fenómenos de migraciones internas importantes, como de bolivianos en Brasil o en Argentina, peruanos en Chile, colombianos en Venezuela en otra época, pero esto supera las expectativas”, añadió.
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